Iniciaremos nuestro recorrido en Benagéber, buscando la Ermita de San Isidro. Tomaremos el camino de la izquierda entre la Ermita y el pueblo.
Andando por una pista forestal descubriremos un antiguo pozo de agua.
Pasaremos por la Masia de la Atalaya. Junto a ella estaba el mamantial de Santa Rosa de Lima. Por unas obras, el agua dejó de salir y ahora apenas se ven unos chopos y una pequeña construcción.
Subiremos al pico de la Atalaya hasta el vértice geódesico, donde las vistas son muy interesantes. Con 1156 metros de altura es la montaña más alta del término de Chelva. En la cima quedan restos de un antiguo poblado íbero.
Bajaremos por el cortafuegos hasta una curva cerrada. A la derecha de nuestra marcha empieza un sendero estrecho de especial belleza por sus coscojas y variada vegetación. La senda nos lleva a la Fuente de la Sabina normalmente con agua no clorada, pero de la que hemos bebido en muchas ocasiones. Bajaremos por un bonito sendero y llegaremos a unas balsas y un aljibe. Recordaremos aquellos tiempos en que para los árabes, el agua era importante transportarla para usos agricolas, ganaderos y como generosidad para los que pasaban por allí.
La Masia del Puntal como la mayoría de los núcleos de población está abandonada. A los que nacieron en esta Masia se les llamaba “los puntaleros”. También nombrada como Casas Ximenez, por el apellido de los últimos propietarios.
Por el GR.7 bajaremos zigzagueando por una espectacular senda hasta los Chorros de Barchel, un lugar peculiar y de gran belleza.
Siguiendo una pista disfrutaremos de unas hermosas vistas aéreas sobre el río Turia. Pronto llegaremos al embalse de Benagéber, donde nos espera el autobús.
“No conquistamos las montañas, sino a nosotros mismos.” Edmund Hillary.